“Morir lleva solo un corto tiempo —dicen que no duele—”, el inicio del poema “255” de Emily Dickinson, es la cita que os propongo esta semana para que enviéis vuestros microrrelatos, reflexiones o micropoemas inspirados en ella (de no más de 7 u 8 líneas) a laversalita@rtva.es.
La poeta estadounidense está considerada como una de las más grandes de habla inglesa de todos los tiempos, por su especial sensibilidad, misterio y profundidad y es de las pocas poetas mujeres que el canon ha situado junto a autores como Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson o Walt Whitman.
Aunque su poesía es única, y no puede ser comparada con la de ninguna ni ningún otro, —por su trascendencia, se la ha comparado —además de con los ya mencionados—, con autores como Robert Frost, Robert Browning o John Keats.

Pasó los 20 últimos años de su vida en su habitación, hasta su muerte en 1886, pues aseguraba que en el mundo de sus pensamientos, de las ideas y del lenguaje –de la conciencia misma– era donde se sentía más viva.
Durante su aislamiento voluntario sólo vistió de color blanco (según sus propias palabras fue “su blanca elección»), un rasgo que expresaba la ética y transparencia de su poesía. Su obra está considerada como intelectual y meditativa, sin mermar nunca su sensibilidad.
Tras su muerte, en aquella habitación se encontraron centenares de versos que se revelaron como uno de los logros poéticos más notables de la América del siglo XIX. Ella misma, llegó a dar una definición de la poesía que a mí me fascina cuando dijo: “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”.
Os dejo el enlace al programa de hoy: https://www.canalsur.es/radio/programas/buenos-dias-gente-de-andalucia/detalle/56290332.html?video=2210551
¡Gracias por vuestra participación!