«La cita que transita», Irene Vallejo (domingo, 7 de diciembre de 2025)


La cita que os propongo esta semana está extraída de “El infinito en un junco”, de Irene Vallejo, un libro que no dejo de recomendar desde que lo leí, cuando llegó a las librerías en 2019. Tengo que reconocer que, de entre todas las que podía haber elegido, me ha costado mucho quedarme con una, pero finalmente, me he decidido por esta: “Los libros tienen voz y hablan salvando épocas y vidas”.

Irene Vallejo (Zaragoza, 1979), es Doctora en Filología Clásica por las Universidades de Zaragoza y Florencia, recibió el Premio Nacional de Ensayo en 2020 por esta obra, que es un recorrido fascinante sobre la historia de los libros y de quienes los han salvaguardado durante casi treinta siglos.

Una ruta con escalas en los campos de batalla de Alejandro y en la Villa de los Papiros bajo la erupción del Vesubio; en los palacios de Cleopatra y en el escenario del crimen de Hipatia, en las primeras librerías conocidas y en los talleres de copia manuscrita. En las hogueras donde ardieron códices prohibidos, en el gulag, en la biblioteca de Sarajevo y en el laberinto subterráneo de Oxford en el año 2000.

Un ensayo que se lee como una novela, pues está narrado con un tono personal y emotivo, mezclando referencias históricas con anécdotas propias que consiguen conectar rápidamente con el lector.

Y puede que sea ahí donde radique parte del éxito de que un ensayo de 500 páginas haya tenido tanta repercusión, aparte, por supuesto del enorme trabajo de documentación que hay detrás y de la trayectoria de la autora que, en otra cita magnífica del libro reconoce su compromiso al afirmar que las generaciones futuras tienen derecho a reclamarnos el relato del pasado.

«El infinito en un junco ha tenido una extraordinaria acogida entre la crítica y entre los lectores, y se ha convertido ya en un éxito editorial internacional -la prueba está en que se ha traducido a 45 idiomas y se está publicando en más de cincuenta países.

Y hoy quería aprovechar para hablar de lo importante que  es alcanzar un estilo, porque a un escritor puede considerársele como tal cuando ya ha alcanzado su voz propia, ese sello que hace que se le identifique fácilmente.

Al igual que los bailarines, los escritores han de forjarse una cualidad musculosa y flexible a la vez, y eso es algo se obtiene por sedimentación y que se va perfeccionando a través de la práctica.

Podríamos decir que el estilo de un escritor es como su huella. Es la suma de todas esas peculiaridades que nos permiten reconocer y distinguir un fragmento de Virginia Woolf de uno de Baroja o de otro de Clarice Lispector.

Basta con leer unas pocas líneas o párrafos para distinguir un registro propio, una manera particular de presentar las ideas, de usar la puntuación o de colocar las palabras.

Todo está ya escrito y James Joyce lo resumió muy bien cuando dijo “Lo que importa no es lo que uno escribe, sino cómo escribe; (…) todo tiende a transformarse hoy en día, y la literatura actual solo será válida si acierta a reflejar esa inestabilidad”.

Y yo insisto mucho en mis talleres en lo importante que es encontrar esa manera de contar única que nos identifique, que debe ser algo primordial en todo aquel que quiera dedicarse a escribir.

Os dejo el enlace al programa de hoy: https://www.canalsur.es/radio/programas/buenos-dias-gente-de-andalucia/detalle/56290332.html?video=2224081

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