Tardé en descubrir que vivir
no era deslizarse por los días
ni ordenarle los cajones a cada jornada.
Era poder encontrarse alguna vez, en mitad del caos
manchada y descosida, con alguna herida abierta.
Para no rendirme a la impostura
tuve que inventarme, entrelíneas,
bebiéndome la elocuencia de todos mis silencios.
Tardé en descubrir que el futuro tenía prisa,
que cualquier hora es una hora marcada.
Que sólo soy en mi desorden, en mi contaminación.
Fuera de ahí,
puedo ser cualquiera que se me parezca.
(© Laura Santiago. Poema publicado en El laberinto de mi voz, 2017)
